Pensamientos sueltos entre ideas revueltas
Una danza entre quietud y fuego.
¡Qué semanas tan caóticas!
Siento como que todo pasa y nada pasa.
No sé qué sentir, no sé que pensar… Dudo de qué hacer.
Hay días que agradezco profundamente mi vida,
Hay ratos en los que me confunde totalmente mi día.
A veces siento norte,
Otras tantas me paralizo,
A veces siento ánimos, esperanza, energía, fuego…
Otras tantas simplemente siento.
Mi refugio ha sido yoga y el gimnasio.
No sé si llamarle bloqueo creativo pero estoy segura que algo está pasando dentro de mi. Quizá sólo es una llamada al descanso.
«Valorar lo que se tiene es valorar y honrar a los que no»
Tuve mi primera clase de yoga llamada ying enfocada en movimientos lentos y me sentí muy bien. Me gustan las clases que no tienen expectativas. Ahí el único objetivo era sentir sin huir. Después tomé otra llamada rocket: más movimiento, más consciencia, más fuerza. La disfruté mucho pues la maestra es de esas que te inspiran a dar más. Me acompañó, me guió, me hizo que me conectara verdaderamente con mi cuerpo, mi mente, mis respiraciones. Ahí aprendí dos lecciones:
«Mirar a un punto fijo para tener concentración y por ende, equilibrio»
Esta me encantó porque me di cuenta de lo que mi cuerpo es capaz si se concentra y apaga el ruido externo. El mundo siempre va a tener caos. Y no todos los fuegos que vienen de afuera los tenemos que apagar. A veces toca simplemente estar.
Me encanta descubrir lo sabio que es el cuerpo y como se puede volver tu aliado si lo sabes escuchar. En mis clases de yoga he aprendido a hablarle con cariño y respeto. Cuando siento que no puedo hacer una postura; yo misma me doy ánimos, me concentro en mi respiración, cierro los ojos o miro un punto fijo y doy lo mejor de mi. A veces logro la postura, otras tantas no. Como todo en la vida.
«El cuerpo se puede aflojar si te enfocas en respirar»
Tan básico que se nos suele olvidar.
Respirar.
Lo hacemos tan en automático que pocas veces nos percatamos del ritmo de nuestras respiraciones. ¿Qué nos quiere decir el cuerpo cuando esa respiración se agita? ¿O se alenta? Nuestra figura externa grita nuestro mundo interno y viceversa. Descubrí que puedo ser más flexible si me permito respirar profundo porque cuando se hace profundo, el cuerpo se afloja, permitiéndose sentir y dar más.
Las personas perfeccionistas y meticulosas solemos enfocarnos en el como sí y a veces pecamos de forzar las cosas en lugar de esforzarnos por ellas. Es demasiado desgastante para el cuerpo, la mente y el alma. ¿Para qué sostener lo insostenible? ¿Qué pasaría si nos permitimos ser más flexibles? Así como se suelta el cuerpo, ¿qué pasaría si soltamos las expectativas?
Estoy viendo una serie adaptada a un libro que me encanta: «Cien Años de Soledad»
La primera vez que lo leí no lo entendí mucho porque fue en prepa y no tenia mucha consciencia política por no decir nula. Ahora lo veo con otros ojos y me llegan millones de dudas:
«¿Y si el problema no son las ideas políticas, es la imposición de dicha ideología por la fuerza?»
García Márquez para mi es un deleite en lo que respecta a la literatura latinoamericana porque así como Guillermo Arriaga, éste retrata la realidad sin etiquetas de malos vs buenos. Todo tiene matices, ángulos, familias, rencores y corazones.
Me gusta como retrata Márquez la lucha entre los partidos liberales y conservadores. Ahí me di cuenta que quizá el problema no es uno ni otro, son ambos. Macondo (el pueblo ficticio en el que se basa la historia) era un pueblo libre y soberano donde realmente se practicaba el «la tierra es de quién la trabaja» todo cabía: la libertad y cooperación era el estandarte. Empezaron las guerras por las luchas de egos masculinos entre los dos partidos políticos: cada cuál con su loco uniformado y armado, cantando sus ideales de como manejar aquel pueblo recóndito.
Cada cuál con su loco uniformado nombrando a sus ideales revolucionarios, de control, por la patria o el “honor”.
¿A caso para mantener el honor es necesario derramar sangre?
¿Qué realmente significa el “honor”?
¿Por qué esa fascinación por apropiarse de las tierras y de las personas?
Bien lo decía Laura Esquivel: El hombre se envenena con el exceso de poder.
Entre más habito este mundo, menos lo entiendo.
¿Habrá un mundo donde todas las realidades puedan coexistir en paz?
¿Se puede vivir sin violencia o es necesaria para tener perspectiva?
-LSR